Samarcanda – La joya de la Ruta de la Seda
Samarcanda, situada en el corazón de Asia Central, es una de las ciudades más antiguas del mundo, rica en historia y cultura. Localizada en el actual Uzbekistán, fue un importante centro en la legendaria Ruta de la Seda, que conectaba Oriente y Occidente. Con más de 2.500 años de historia, muchas civilizaciones pasaron por ella, dejando huellas duraderas.
Los orígenes de Samarcanda se remontan al siglo VII a.C., cuando era conocida como Maracanda y fue conquistada por los persas. En 329 a.C., Alejandro Magno la tomó y la describió como «la ciudad más bella del mundo». A lo largo de los siglos, fue gobernada por diferentes dinastías: sogdianos, persas, árabes y turcos.
Samarcanda alcanzó su esplendor en el siglo XIV bajo el gobierno de Tamerlán (Timur), quien la convirtió en su capital. Durante la dinastía Timúrida, se convirtió en un gran centro de arte, ciencia y arquitectura. Muchos de los monumentos actuales datan de esa época.
El centro de la ciudad es la impresionante Plaza del Registán, rodeada por tres madrazas monumentales: la de Ulugh Beg, la Sher-Dor y la Tillya-Kari. Estas estructuras están decoradas con mosaicos, azulejos y cúpulas que reflejan el arte de la época.
Otros monumentos importantes son el Mausoleo Gur-e-Amir, tumba de Tamerlán, con su magnífica cúpula azul, la mezquita Bibi-Khanum, que fue una de las mayores del mundo, y la necrópolis Shah-i-Zinda, con sus mausoleos decorados.
Samarcanda fue también un gran centro cultural y científico. Eruditos, artistas y artesanos de todo el mundo islámico se reunían aquí. Destaca Ulugh Beg, nieto de Tamerlán, famoso por sus estudios de astronomía y matemáticas. Su observatorio fue uno de los más avanzados de su época.